A unos escasos 3 kilómetros de la zona núcleo de Nactanca Ejido se encuentra esta caverna de roca caliza y origen sedimentario cuya profundidad aun se desconoce.
Esta maravilla geológica y cultural (ahora verán por qué) ha sido poco explorada y es muy venerada por las comunidades que la rodean. Aproximadamente a 300 metros de su entrada existen diversos manantiales de donde se extrae el agua que consumen los habitantes de las Nactancas. Y cada 3 de mayo, la gente rinde tributo, agradecen y piden por el agua que regala esta caverna.
Culturalmente las cuevas y cavernas rigen un papel muy importante en la cosmovisión de las culturas prehispánicas, como entidades que tienen su propio espiritu (y voluntad) a la que hay que pedir permiso para acceder. Tambien representan una puerta al inframundo. La cueva de agua, en este sentido es un sitio sagrado y respetado.
Por las razones anteriores y porque técnicamente implica un reto físico considerable, únicamente se puede visitar este lugar con un guía local (de la comunidas de Nactancas), en este caso, Elias Marquez.